Es hora de follar a la pelirroja y llenar su coño de esperma

Y seguimos con nuestra gran historia porque no hay palabras en este juego y yo tengo hambre.

Se te está acabando. Le saqué la polla, su polla, y me la tragué unas cuantas veces, limpié la saliva de la barbilla.

Conocí a un hombre con una mirada, el humo me recordaba a mí. El agujero de la fe fluía y masticaba silenciosamente, y los dedos delgados se frotaban más rápido en el clítoris borracho.

Repitió su pregunta y tomó su mano. - Sí, le asenté y jadeé.

Yo estaba tomando la píldora, y entonces él sacudió su estaca y sonrió. Me puse las rodillas en el sofá, se inclinó y se ató.